Pasaron las dos semanas de vacaciones en un pequeña casita rural, de las de verdad.
Digo de las de verdad porque nosotros, mi familia y yo somos "de barrio", como decimos, de paladar proletario, con sus lentejas, sopas de ajo, huevos fritos, y por tanto no nos cabe en nuestros esquemas meternos en una casa bien que emule lo rural.
Todas las necesidades en poquito espacio, pero sin lujos, una chimenea de las de verdad, piedras por dentro en sus paredes de verdad, no de Leroy Merlin, y una sensación de paz enorme, salvo cuando mis huesos chillaban de dolor que ha sido casi todo el tiempo, pero no ha sido lo importante.
Lo importante ha sido no tener cobertura para el móvil, ni para estos menesteres blogueros, no ha sido no ir a trabajar.
Lo importante antes que nada ha sido conocer a una gente encantadora, enamorarme maternalmente de una niña dulcisima de 10 años, Angela, (esto va por ti), conocer a una madre con la cabeza bien amueblada, con disciplina, pero dando libertad, con cuidado de sus hijos pero no ñoñería, joven pero madura.
Lo importante ha sido que mi perra se ha llevado bien con otra perra y pese a lo posesiva que es como todo bicho viviente, incluso la ha dejado pasar a "su casa" junto a "su pienso".
Lo importante ha sido sentirme muy muy muy pequeña atravesando el desfiladero de La hermida en los picos de Europa, tanto que daba vértigo no ya mirar hacia abajo, sino elevar mi pequeña cabeza hacia sus majestuosos e impresionantes picos.
Lo importante ha sido que paseando, una anciana que salia de su casuca y tenía un banquito en su puerta nos lo ofreció para sentarnos.
Lo importante es que he aprovechado para darle más vueltas aún a mi cabeza, porque aunque he pasado de los medios de información-persuasión, he estado al tanto de lo que pasaba en el mundo y lo que le sucedía a mi prima Santa Riesgo.
Yo por mi cuenta, con mis cortas luces he leído y leído, y me he reafirmado en muchos de mis pensamientos, y he visto luz y claridad.
Tengo que contar que inicié mi lectura vacacional con una novela, La raíz rota de Arturo Barea y se desarrolla en el Madrid del 49, fue su última novela, autobiográfica, y a mi me ha roto el alma, pero también fortalecido.
A continuación acometí la tarea de leer a Vicenç Navarro y "El subdesarrollo social de España, causas y consecuencias". Me ha resultado aplastatemente convincente y hago mío su ruego, por favor, por favor, LEEDLO!
Y ahora, sí ya lo sé, llamadme desfasada, antigua, retablo, ilusa, todo lo que queráis, pero si se lee D Quijote sublime él, la Biblia, Tolstoi, etc etc etc , tan antiguos y tan ensalzados, ¿por qué no leer un clásico como Bakunin?
Él está haciendo que me reconcilie con algún genero humano, y amenazo con dar la tabarra a costa de él y otros como él.
Lo cierto es lo importante ha sido nada importante....