lunes, 29 de octubre de 2012

PACO EL GAFAS

En mi barrio había dos tiendas de ultramarinos, la de Paco el gafas y la de Rodenas, además estaba el mercado y una carnicería al final de una calle cercana a casa. Muy cerca también  se compraba el carbón para el brasero.
Paco el gafas, llamado así por motivos obvios era la típica tienda de barrio que tiene absolutamente de todo y una barra dónde los obreros iban a media mañana para comer unos hermosos bocadillos con su chato de vino.
Me volvían loca esos bocadillos de atún y mayonesa con aceitunas liados en papel de estraza pero era muy extraño que me comprara uno salvo le sisaba a mi madre algo de dinero.
Para mí el mostrador era un muro enorme tras el que veía un tío grande con gafas, enérgico, que corría de aquí para allá atendiendo al personal.
La tienda de Rodenas era la tienda vip del barrio dónde mi madre,  de estomago siempre delicado,  compraba el jamón york que entonces era algo muy exquisito y solo para enfermos o gente con dinero.A mi me daba mucha risa escuchar al tendero preguntar invariablemente a cada clienta ¿que desea joven amable? me lo decía incluso a mi que era una cría. Lo que más me gustaba era el mostrador de mármol , me parecía hermosísimo. Allí solo se compraba el mencionado jamón y los huevos (esos que en un episodio psicotico de mi madre decía !quitame esos huevos de rodenas de la televisión que me dan miedo!..).
En la tienda de Paco el gafas se compraba el resto de cosas empaquetadas porque el mercado era el centro de la compra principal, verduras, fruta y demás, y muy ocasionalmente llegábamos hasta la carnicería . Eso no me gustaba me daba asco el muestrario sanguilonento de la carne aunque me entusiasmaba un portalón de madera con adornos dorados de latón siempre brillantes como un espejo.
De modo más vago recuerdo la compra del carbón, pero sí perfectamente el calor de aquellos braseros bajo la mesa de camilla hasta que se sustiyó por la lampara de infrarrojos enrroscada en la mesa.
Ahora bien, el suceso más importante de aquella época fue cuando mi hermana compró como algo realmente extraordinario una cosa nueva, redonda, dulce, blanda que trajo envuelta en su papel de estraza.
Era un donuts!! El primer mordisco en aquella pieza tan blandita y dulce que quedó apresada entre mi paladar y mi lengua saboreando su dulzor fue mi primer instante de felicidad suprema, que rico!!! no salía de mi asombro, me decían que era americano, casi nada!

Nunca he vuelto a comer donuts como aquellos.
Ahora transcurridos muchos años, ya no queda nada de la tienda de Paco, no existe la de Rodenas. Un cuchitril de lo que yo consideraba muy grande, oscuro y regentado por gente de ojos rasgados sustituye a la primera, y a la segunda una tienda grande con ropa, calzado, pituras, también del mismo cariz. Vaya por delante que no me importa como sean sus ojos, pero me da pena.

viernes, 12 de octubre de 2012

FILOSOFIA

Descubrí esta asignatura en sexto de Bachiller y me enamoré de ella haciendo honor a su nombre y lo que significa.
Se quedó grabado en mi mente lo que yo llamo el primer principio a seguir y que la define:
No tiene más valor que el de ella misma, su significado., amor por la sabiduría.
En unos tiempos en apariencia muy distintos a los de ahora, ya que corría el 74-75, aquello me marcó porque no participaba ni participo de esa actitud que hace que solo valores aquello que tiene una utilidad inmediata y clara con resultados igualmente inmediatos y claros.
En C.O.U cuando yo ya me interesaba especialmente por la res publica y demás,  estudiaba en un instituto público situado lejos de mi casa y en medio de la huerta murciana.
Instituto masculino y frente a él el femenino "como Dios y a  la Santa Madre Iglesia manda" .
Era gracioso por no decir patético vernos en los recreos, ellos salían al espacio intermedio y nosotros encerradas en el patio a través de las verjas hablando con ellos. Romeos y Julietas que solo coincidíamos a la entrada o salida. Qué de taquicardias cuando veías a alguno que te hacía tilín, ya fuese a la entra o salida.
Yo adoraba mis clases de filosofía con D. Antonio, un valenciano de cara seria con gafas, alto y delgado.
 Además usaba de un corsé ortopédico que me impedía sentarme como las demás y guardaba en el armario de la clase un cojín sobre el que me arrodillaba en primera fila para que nadie me tapara la pizarra, y para que mis ojos pudiesen ver un poco a distancia los libros en mi pupitre y escribir, toda envarada sujeta desde el cuello hasta las ingles por aquel instrumento de tortura lleno de tornillos y barras (cuando alguno se me soltaba y salia rodando entre la ropa, riendo y yo con ellas decían !te falta un tornillo!)
Una de las primeras cosas que nos explicó él era que no debíamos creernos que por ser estudiantes no teníamos que saber coger una aguja y coser un dobladillo, a lo que yo asentía totalmente conforme.
El estudio de su asignatura para mí era un verdadero placer, desde los presocraticos hasta Kant, pasando por todos hasta llegar a aquel momento .
Cuando hacia calor para estudiar  me ponía en la terraza lavadero de mi casa,  apoyada en la pila con mi libro entre las manos y explicando los temas estudiados para verificar que me los sabía.
El acceso al instituto era un lodazal insoportable cuando llovía, de tal cualidad era dicho terreno que se nos hundían las piernas en el barro y no había dios que saliera de ahí, menos aún  yo con mi corsé.
Hartos todos alumnos del masculino y las del femenino de aquella situación,  decidimos hacer una plantada en medio de los dos institutos y de ahí ir en manifestación ante el ayuntamiento con nuestros zapatos llenos de barro. 
La hicimos y juro que fuimos los dos institutos casi al cien por cien.
Otro día hicimos una huelga, y de mi clase fui la única que se quedó acudió. Con gran pena por mi parte por faltar a clase de filosofía pero dispuesta a perder lo que fuera para reivindicar lo que era justo. Solo queríamos que urbanizaran el acceso a los institutos.
Entonces acudían a reprimir manifestaciones los marrones, y tuvieron la genial idea de enviar furgonetas con rejas y montones de marrones para sofocar la protesta de aquellos niños, yo tenía 16 años.
Incluso en un momento dado cargaron contra nosotros que solo estábamos ahí  quietos y muertos de miedo. Recuero con gran regocijo como corria como un gamo por los bancales de la huerta murciana con todo mi corsé, saltando, brincado corriendo, y no me pillaron!
Solo me preocupaba lo que pudiera pensar don Antonio, pero después me enteré de que por lo visto solo dijo mirando por la ventana y respecto a nosotros (yo) "que pena!" a saber que pensaba realmente.
Por su parte, mi profesor, mi querido profesor de filosofía no me recriminó absolutamente nada y seguí obteniendo mis notables y sobresalientes en filosofía. Recuerdo incluso que en un último examen, yo arrodillada ante mi pupitre con3 pesetas en él, no sé por qué extraña razón me quedé en blanco y no pude escribir nada, y lo sabía todo!
Mi querido profesor hizo algo impensable para que mí dado que yo pensaba que me había portado mal manifestando y haciendo huelga .Me repitió el examen a mi solita y saqué sobresaliente..
Gracias a ese primer valenciano que conocí siendo una cría, gracias a él que me hizo seguir amando la filosofía, que me entendió en silencio y seguro que me quiso en silencio.
Gracias al amor que siento por la sabiduía, y la envidía de quien la posee.

lunes, 8 de octubre de 2012

DE COMO UNA RESONANCIA MAGNETICA DEVIENE EN POESÍA

Rammmmmmmmmmmmm. tac....toctoctoc
ñiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii
to toc
rammmmramram tactactactac
Silencio
Como un útero de mujer te rodea y pegado
casi hasta tu frente todo de un blanco inmaculado.
No hay nada.
tactactac  rammmm rammmm toctoctoctoccc...
Cierras las ojos y todo se vuelve negro,
vuelves a abrirlos pero esa inmensidad blanca que te cubre
te aplasta y te  hace pequeña, muy pequeña.
Los brazos extendidos a los lados, quieta y de pronto
!aguante la respiración!
Estás muerta y los segundos eternos hasta escuchar:
Respire
Uffffffffffffffff
toc toctoctoctoc ramramram ñíiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii
No finaliza nunca y es nunca angustioso
pero te centras en el blanco y giran ante tus ojos
miles de lucecitas blanquinegras que bailan burlándose de ti.
Recuerdas el mar la primera vez que lo viste.
Hace muuuuuuuucho  un muchacho que pasa a tu lado corriendo y gritando y saluda
hasta zambullirse en el agua, plaf!
tactactactactac
rammmmmmmmmmmmmmmm
Silencio de nuevo y un leve zumbido
Tu cabeza está quieta sujeta por un artefacto a modo de collarín.
Ahora eres tú la que vuelas y danzas y danzas
sin parar, lejos, muy lejos.
Te acuerdas de la nada y te sabes en un futuro aunque allí no lo recordarás.
tactactac, sientes que te mueven y de nuevo medio libre en una sala también blanca.
alguien te pregunta : ¿se ha mareado?.